Inteligencia artificial en medicina.
En primer lugar, observamos que la inteligencia artificial moderna está lejos de ser una máquina pensante con conciencia de sí misma. Cada inteligencia utilizada es simplemente un conjunto de algoritmos complejos que pueden analizar grandes conjuntos de datos, aprender de forma autónoma y generar resultados bastante precisos. Estos sistemas se acercan a la inteligencia humana, pero no pueden ir más allá de las funciones con las que están relacionados.
Cirugía. Hasta 2018, ya había más de cinco mil robots de IA asistiendo a los cirujanos. Los primeros trabajos de desarrollo se llevaron a cabo en la década de 1990 en DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de los Estados Unidos) y se crearon varios prototipos de telecirugía. Sin embargo, debido al retraso en la señal del operador al brazo del robot, que oscilaba entre 200 y 300 milisegundos, realizar la operación era difícil.
En 1992, la compañía Computer Motion, Inc. creó el primer laparoscopio robótico AESOP (para operaciones en la cavidad abdominal). Cerca de los años dos mil, surgieron los robots ZEUS y da Vinci, que se utilizaron activamente.
Según los propios médicos, la cirugía mínimamente invasiva es un procedimiento extremadamente complicado, como meter un barco en una botella usando palillos chinos. El uso de sistemas robóticos ha permitido realizar todo más rápido, con mayor precisión y con menos riesgo para los pacientes.
El robot no solo se convierte en una extensión de las manos del cirujano. Filtra los movimientos, reduce el temblor y la herramienta no depende del punto de apoyo. Además, el sistema puede escalar los movimientos, por ejemplo, 2 a 1: cada dos centímetros de movimiento de la mano del cirujano se transforman en un centímetro de movimiento del manipulador.
En primer lugar, observamos que la inteligencia artificial moderna está lejos de ser una máquina pensante con conciencia de sí misma. Cada inteligencia utilizada es simplemente un conjunto de algoritmos complejos que pueden analizar grandes conjuntos de datos, aprender de forma autónoma y generar resultados bastante precisos. Estos sistemas se acercan a la inteligencia humana, pero no pueden ir más allá de las funciones con las que están relacionados.
Cirugía. Hasta 2018, ya había más de cinco mil robots de IA asistiendo a los cirujanos. Los primeros trabajos de desarrollo se llevaron a cabo en la década de 1990 en DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de los Estados Unidos) y se crearon varios prototipos de telecirugía. Sin embargo, debido al retraso en la señal del operador al brazo del robot, que oscilaba entre 200 y 300 milisegundos, realizar la operación era difícil.
En 1992, la compañía Computer Motion, Inc. creó el primer laparoscopio robótico AESOP (para operaciones en la cavidad abdominal). Cerca de los años dos mil, surgieron los robots ZEUS y da Vinci, que se utilizaron activamente.
Según los propios médicos, la cirugía mínimamente invasiva es un procedimiento extremadamente complicado, como meter un barco en una botella usando palillos chinos. El uso de sistemas robóticos ha permitido realizar todo más rápido, con mayor precisión y con menos riesgo para los pacientes.
El robot no solo se convierte en una extensión de las manos del cirujano. Filtra los movimientos, reduce el temblor y la herramienta no depende del punto de apoyo. Además, el sistema puede escalar los movimientos, por ejemplo, 2 a 1: cada dos centímetros de movimiento de la mano del cirujano se transforman en un centímetro de movimiento del manipulador.
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