¿Preferirías fracasar o nunca intentarlo?
¿Y por qué?
Si tienes problemas para responder a esta pregunta, piensa si alguna vez te has sentido sin alas. Sí, alas. Para volar. Probablemente no demasiado, ¿verdad? Ahora imagínate que un día te despiertas por la mañana y tienes alas, con las que te elevas como un pájaro y haces acrobacias fuera de este mundo, eres más feliz que nunca. Simplemente, el mejor día de tu vida.
Sin embargo, al día siguiente... ya no las tienes. De alguna manera mágica, otra vez te has quedado sin alas. Vuelves al punto de partida.
Ahora, ¿te alegrarías por ese único y especial día y aguantarías la pérdida de las alas, o preferirías nunca haber tenido la oportunidad de probarlas?
¿Y por qué?
Si tienes problemas para responder a esta pregunta, piensa si alguna vez te has sentido sin alas. Sí, alas. Para volar. Probablemente no demasiado, ¿verdad? Ahora imagínate que un día te despiertas por la mañana y tienes alas, con las que te elevas como un pájaro y haces acrobacias fuera de este mundo, eres más feliz que nunca. Simplemente, el mejor día de tu vida.
Sin embargo, al día siguiente... ya no las tienes. De alguna manera mágica, otra vez te has quedado sin alas. Vuelves al punto de partida.
Ahora, ¿te alegrarías por ese único y especial día y aguantarías la pérdida de las alas, o preferirías nunca haber tenido la oportunidad de probarlas?
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